
Aunque nacido en Pamplona mis orígenes familiares están en la localidad palentina de Tierra de Campos, Fuentes de Nava, pueblo reconocido desde 1983 como conjunto histórico artístico, famoso por su arquitectura de adobe y piedra, palacios señoriales, palomares, iglesias con retablos renacentistas y artesonados mudéjares y su cercanía a la Laguna de la Nava y al Canal de Castilla. Antes de que mis padres enfermaran y fallecieran en los años 2013 y 2014,, logré reconstruir un primer y rudimentario árbol genealógico de mi familia que pude rastrear hasta mediados del siglo XIX. Hace un par de semanas hice un maravilloso hallazgo, el censo electoral de Fuentes entre 1890 y 1955, documento de acceso público donde aparecen los varones, mayores de edad y desde 1934 también las mujeres, con indicación de su edad, sexo, estado civil, oficio, domicilio, incluso indican si sabían leer y escribir. Todo un tesoro para conocer la evolución poblacional y sociológica de Fuentes a lo largo de más cerca de 70 años. Con aquel primer documento que elaboré hace años contrastado con el censo de 1890 a 1955 he logrado reconstruir las tres generaciones que me antecedieron.

La primera noticia que tenemos del apellido Albillo es de 1890, cuando aparecen en el pueblo dos hermanos, Santiago y Martín Albillo Carriedo, de 31 y 27 años de edad, nacidos por lo tanto en 1859 y 1863, y de profesión albañil. Tenían su domicilio en la calle Granadilla y en la calle Zorita respectivamente. No aparecen otros familiares masculinos por lo que cabe deducir o que su padre falleció antes de esa fecha (1890) (las mujeres no aparecían en el censo), o que procedían de otro pueblo que desconozco. Por informaciones familiares sabemos que Santiago, mi bisabuelo paterno, por parte del abuelo, se casa con Secundina Delgado y tienen varios hijos: mi abuelo paterno Máximo Albillo Delgado (1889) al que vemos en una fotografía de 1910, y sus hermanos Petra (1885), Marino (1889) y Marcelino o Marceliano (1884), que de ambas formas lo he visto escrito, algunos de los cuales se dedican también a la albañilería.
Después de vivir en la calle Granadilla el bisabuelo Santiago pasó a vivir a la calle Mayor, 34 durante bastantes años y más tarde al Alto de Sevilla, 2. Mi abuelo con 24 años, por su parte, cogió la maleta en el año 1913 y se fue a hacer la Américas, recalando en Cuba y la Argentina. Volvió al pueblo en 1919 cuando tenía 30 años pero no había hecho fortuna y se fue a vivir con su padre en una casa de la calle Mayor. Al año siguiente se casaba con Felicitas Alario Cisneros, y siguieron un tiempo viviendo en la casa paterna de la calle Mayor pero en 1924 se trasladaron a vivir a su nueva casa del Corro del Cuartel donde vivirá hasta el final de sus días.

Felicitas, mi abuela paterna, era hija de León Alario Ovejero y de Isabel Cisneros Torres, mis otros bisabuelos paternos. El nombre de León Alario (1866), que era sirviente, aparece por primera vez en el censo de Fuentes en 1897 cuando ya había nacido Felicitas que lo hace en 1894, por lo que parece que procedía de otro pueblo de la zona. Felicitas tendrá otro hermano, de nombre Cecilio, diez más joven que ella. Marcelino se casará con Juana Seco Rodríguez con la que tendrá tres hijos: Gerardo Albillo Seco, Millán y Simón, primos carnales de mi padre. Gerardo casará con Honorata Ibáñez López con la que tendrá dos hijos. Máximo por su parte tendrá dos hijas y un hijo: Socorro (1922), Secundina (1923) y Antonino (1927), mi padre, del cual adjunto una foto de 1958.
Me centro ahora en la rama familiar materna. Así como la rama paterna estuvo centrada en la albañilería, con algún labrador ocasional, la rama materna se dedicó siempre a la ganadería, eran pastores de ovejas desde los tiempos del bisabuelo. Me tengo que remontar a 1893 para encontrar a mi primer bisabuelo materno: Rafael Torres Lagunilla (1853), domiciliado primero en la calle del Mesón y más adelante en la calle del Canal, tras casarse con Casimira Delgado Santiago (1857). El matrimonio tendrá tres hijos, todos ellos se dedicarán a la ganadería, Vicente Torres Delgado (1893), mi abuelo materno, y sus hermanos Angel (1890) y Hermenegildo (1883). Mi abuelo Vicente se casa con Teodora Moro Tazo (1901) en torno a 1924-25 y se van a vivir de la calle Mayor al Corro de Postigo donde tienen y crían a sus cinco hijos: Afrodisia (1926), Ignacio (1927), Rafael, Cecilia (1929), mi madre, de la que adjunto una foto de 1953, dos años antes de casarse con mi padre y Casimiro (1932). Rafael se fue a la Argentina donde formó familia aunque falleció muy joven. Su muerte fue algo que nunca acabó de superar su madre Teodora. Teodora Moro Tazo tenía como padres a Manuel Moro Torres (1863) y Petra Tazo Martín (1867).
Mi bisabuelo Manuel Moro debió ser una persona muy versada y piadosa. Me cuentan que llevaba las cuentas de no se que infraestructura del Canal de Castilla y en el momento de fallecer llegó a dirigir todos los salmos y recitaciones que le debían leer a los pies de la cama en aquel trascendental momento del final de su vida. Mi bisabuela Petra debió ser una mujer menuda pero de gran carácter a tenor de lo comentado por mi madre Cecilia. Por lo que he podido averiguar la casa de los abuelos maternos de mi madre estaba en la calle Huertas que finalmente y después de la estancia en el Corro del Postigo sería el último hogar de mis abuelos Vicente y Teodora y escenario de mis primeros viajes al pueblo que he narrado en una entrada anterior.
En los años 50 y primeros 60 muchos habitantes de Fuentes emigraron al norte de España: Bilbao, Pamplona, etc. A Pamplona acudió en junio de 1961 mi padre Antonino con su esposa Cecilia y su hijo Luis Angel, mi hermano (acompaño una foto suya de primeros de 1961, con apenas tres años de edad, todavía en Fuentes, cuando vivían en la calle Vega). Unos años antes lo había hecho su hermana Secundina y su marido Manuel López. También Gerardo y su familia. Que yo recuerde también recalaron en Pamplona otras familias de Fuentes de Nava como los Calleja y otros que no recuerdo en estos momentos pero que indicaré en cuanto tenga más información.
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