sábado, 9 de febrero de 2019

Album sonoro familiar. "Mamae eu quero..."

Otra vieja canción que rescato del album familiar, una canción, que mis padres debieron escuchar por la radio de válvulas o en la gramola de  aquel "baile de la chupeta" de Fuentes a comienzos de los años 40. Se trata de la conocida canción popularizada por  Carmen Miranda en los  años 40 y compuesta por Vicente Paiva y otros autores en 1937 que decía  asi: 

Mamãe eu quero, mamãe eu quero 
Mamãe eu quero mamar! 
Dá a chupeta, dá a chupeta, ai, dá a chupeta 
Dá a chupeta pro bebê não chorar! 

Dorme filhinho do meu coração 
Pega a mamadeira em vem entra no meu cordão 
Eu tenho uma irmã que se chama Ana 
De piscar o olho já ficou sem a pestana 

Eu olho as pequenas, mas daquele jeito 
E tenho muita pena não ser criança de peito 
Eu tenho uma irmã que é fenomenal 
Ela é da bossa e o marido é um boçal

Les dejo con un video de Carmen Miranda cantando la susodicha canción:




La divertida canción cuenta la historia de un bebé que anhela chupar la leche del seno de su madre, pero en cambio tiene que conformarse con un biberón y un chupete.

En el acervo familiar queda una de las muchas versiones que he oido en castellano y  que yo recuerdo comenzaba así:

Mama, yo quiero,
Mama, yo quiero,
Mama, yo quiero mamar
unaaa...chupeta,
unaaa...chupeta porque el niño va a llorar

martes, 5 de febrero de 2019

Bailes y bares en el Fuentes de los años 40

Mis padres solían hablarme con frecuencia en casa de sus años mozos. Esta entrada es fruto de esos recuerdos en los que se entremezclan, como en otros muchos pueblos nombres, lugares y apodos. De los bailes, los que más recuerdo haber escuchado a mis padres eran en los años 40 el "baile de la chupeta", asi lo llamaban ellos, imagino que lo llamaban así porque iban los más "chiguitos" del pueblo que pagaban un real por la entrada (otros le llamaban por este mismo motivo el realero y era propiedad del señor Manuel) y el baile de Jesús, el confitero, que estaba situado en la plaza de Fuentes. En el piso de arriba estaban el salón de baile y el café o bar y en el piso de abajo vendían dulces. También era conocido este baile como el de los labradores, pues su entrada estaba reservada para los integrantes del gremio y tenías que enseñar una tarjeta de socio del gremio si querías entrar. 


Otros bailes de gremios eran el de los obreros y el de los artistas (que ejercían un oficio) y que regentaba Paco Pérez, con el baile abajo y el bar arriba. Mi abuelo antes de tener la cantina, era el dueño de la Ponderosa, creo que tuvo durante muy poco tiempo un baile, debió ser después de la guerra. Con los años cerraron estos bailes y abrieron otros como los bailes de Don Daniel, Don Isaac. En este último caso al salón de baile se sumaba una sala de cine en la parte de abajo y un café en la parte de arriba, aunque no abría más que para las grandes celebraciones.

Respecto a los bares, recuerdo de mi niñez, aparte de la cantina de mi abuelo Máximo, el bar de Petiso cerca de la iglesia de Santa María y el bar de Sindicatos en la plaza del pueblo. Décadas antes, en los años 40 debió haber unos cinco bares, el del señor Alejandro que contaba con una mesa de billar, el el del señor Bernardino y los mencionados Manuel, Jesús el confitero y Paco Pérez. Los bares tenían más surtido de productos y servicios que las tabernas o cantinas donde solo se servía vino y el mobiliario era más bien escaso. Algunos de ellos fueron los primeros lugares en los que llegó la televisión y antes de ellos la radio. Recuerdo sirviendo en la cantina a mi tía Socorro, las mesas tenían un acabado como apizarrado y verde oscuro y lo que más me llamaba la atención era el olor a vino que subía de la bodega. Como hemos podido ver los bares se conocían por el nombre de sus dueños pero no había un letrero indicando que aquel establecimiento se trataba de un bar. Tanto en los bares como en las cantinas los lugareños se juntaban, hablaban de sus cosas, y jugaban largas partidas al tute, a la brisca o al domino, al menos es lo que recuerdo de mi niñez, a finales de los años 60 y primeros 70.

El actual bar de Petiso comenzó siendo inicialmente una taberna. Junto a ella se podían encontrar otras como la del señor Rodrigo, la del señor Mariano, la de la señora Higinia y la de mi abuelo, la Ponderosa, aunque en esos años no se llamaba así. Mi abuelo la puso ese nombre en los primeros 60 cuando comenzó la televisión en España y una de las series estrella del momento era la mítica Bonanza. Tampoco se abrió ésta en los años 40, como se dice en la web de Fuentes porque que yo recuerde en tiempos de la República mi abuelo ya tenía abierta la cantina. No recuerdo nada de las posadas, aunque se dice en la citada web que en los años 40 había dos, una de ellas la regentaba la señora del estanco, se comía y dormía en ellas, siempre en un ambiente de escaso confort y gran austeridad.

lunes, 4 de febrero de 2019

Album sonoro familiar. "Tres cruces"

Siempre escuché en casa esta vieja canción, original del bilbaino Carmelo Larrea y que ha conocido diferentes versiones a lo largo de su historia. Es una canción que estará para mi unida indisolublemente a la memoria y existencia de mis padres. Me recordaba mi madre que para hacerle rabiar a mi padre, cuando aun eran novios,  solía pedir tocaran esta canción en el baile del pueblo. Y es que la letra si se fijan se las trae. ¡Cosas de los novios y los amores de aquellos tiempos!. Carmelo Larrea fue autor de otras famosas canciones como el pasodoble "No te puedo querer", otro clásico de mi familia (está claro que a mis padres les iba este rollo de los amores y desamores musicales), "Camino Verde" o "Puente de Piedra". Larrea trabajó para Machin para quien compuso muchas de sus canciones, "Noche triste", "A las doce en punto", "Un año más" y muchos más. De "Dos cruces" se han hecho más de 80 versiones diferentes, ha sido cantada por decenas de solistas y grupos,  traducida a varios idiomas y ha aparecido en numerosas películas y series

domingo, 3 de febrero de 2019

Recuerdos sobre otros romances de ciego

En la primera mitad del siglo XX, buena parte de los crímenes eran recogidos en las coplas que recitaban y vendían los ciegos por los pueblos. Recuerdo a mis padres tararear algún viejo romance que narraba algún  otro suceso truculento, hoy se llamarían violencia de género, antes se escondían bajo el ambiguo término de crímenes pasionales.  Uno de los romances que escuche a mi padre y a mi madre   hablaba del asesinato de una chica a manos de su novio y comenzaba así: "El día 7 de enero, a las 6 de la mañana, Luis Calvo hirió a su novia, le ha dado una puñalada". Ignoró el motivo que habría usado el asesino para justificar su crimen, pero probablemente la causa fuesen los celos, muy propios de varones inseguros que creían, además que su novias eran de su propiedad. El ataque fue repentino e inesperado por la víctima como indican las siguientes estrofas: "A esta no le ha dado tiempo a dar más exclamación que decir con una voz triste: ay, primo, ya me mató". 

La chica parece ser que era la hermana mayor de varios hermanos más pequeños, que estaban bajo su cuidado ayudando a su padre viudo. "usted se ha quedado viudo y nosotros sin madre" le dicen los más pequeños a su padre ante la muerte de su hermana que hacía de madre. Posteriormente la copla cuyas estrofas incompletas no recuerdo hablaban de que el asesino se había marchado junto al rio con intención de suicidarse, cortándose las venas con la misma navaja con que mató a su novia pero al final no logró cumplir con su propósito. "Su hermano le llevó al Hospital Provincial, a la Sala de Cirugía a ver si le podían curar". Posteriormente, el asesino confiesa su crimen y posterior intento de suicidio" ambos cometidos con el mismo arma.

Buscando otros romances y coplas he encontrado esta grabación de Joaquín Diaz de más de 40 minutos que recogen un buen ramillete de coplas o romance de ciego. La segunda copla que hace referencia a una chica llamada Julia que se hace pasar por hombre, "La militara" tenía el mismo sonsonete que la copla que he intentado reconstruir. En este disco aparece también la anteriormente referenciada "Julia Rodrigo".







sábado, 2 de febrero de 2019

Coplas de ciego: "Julia Rodrigo"

Este es otro romance o copla de ciego que escuché, sobre todo de mi padre Antonino. Ignoraba hasta hace su nombre. Para mi era "La pretendía un barbero", pero parece que su nombre era "Julia Rodrigo". Reproduzco textualmente la versión que escuché en mi niñez (pongo en rojo, los giros y cambios de la versión modificada que escuché en casa):


Un comerciante ya viudo
vivía en dicha ciudad 
éste tenía una hija
de veintiún años de edad.

Julia tenía por nombre
esta joven desgraciada
con un rostro tan alegre
que a todos enamoraba.

La (pretendía) ha pretendido un barbero,
gran mozo, guapo y prudente,
(más) Julia de él se enamora
y el padre (su padre) no lo consiente,
porque quería casarla
con un capitán muy viejo
que era bastante rico
mas Julia hacía desprecio.

Y su padre la decía:
- Piensa (Mira) lo que vas a hacer,
si al capitán le desprecias,
perdida te vas a ver.

Ya sabes que él te quiere
y tiene mucho dinero,
por eso te digo ahora
que desprecies al barbero.

Su hija le contestaba
con el rostro muy sereno:
- Todo lo que hable pierde,
pues yo no olvido al barbero.
He puesto el amor en él
y no le puedo olvidar,
por eso le desengaño:
que no quiero al capitán.


Y su padre al oír ésto,
por ver si la convencía
enseñándola un revólver
estas palabras decía:
- Si no olvidas al barbero,
con éste te he de matar;
y tú verás lo que eliges:
la muerte o al capitán.

Haga de mí lo que quiera,
yo no quiero al capitán,
he dado ya mi palabra
y no me volveré atrás.


Y a los tres días siguientes
aquel mal padre la encuentra
hablando con el barbero,
mas ya su vida la cuesta.


La coge de los cabellos
aquel padre malhechor
y arrastrada por el suelo
en un cuarto la encerró.


Allí estuvo veinte días
hasta que fue descubierta,
mas ya cuando la encontraron
la infeliz estaba muerta.

El mismo novio fue
aquel que lo declaró;
se presentó donde el juez
y de este modo le habló:

- Le respondo señor juez,
que ha desaparecido
la hija de don Fernando
llamada Julia Rodrigo.

Y creo que el mismo padre
la haya quitado la vida;
porque trataba conmigo
ya quiso matarla un día.

El juez le dijo al barbero
que cuánto tiempo hacía
que faltaba aquella joven,
y dijo que veinte días.

Entonces, el señor juez
y una pareja de guardias
fueron donde el comerciante
a registrarle la casa.

En esta segunda parte,
oirán con atención
el martirio de esta joven
que aquel malvado la dio.

El señor juez le pregunta
a aquel padre criminal
que dónde estaba su hija,
y él no pudo contestar.

Llamaron a la criada
y muy pronto declaró
que hacía ya veinte días
que en un cuarto la encerró.

- Y dijo mi señorito
que yo no lo descubriera,
porque si lo descubría
me cortaba la cabeza.

Así que lo descubrió,
ella misma les enseña
el cuarto donde encerró
a aquella humilde doncella.

En un cuarto muy oscuro,
donde guardan el carbón
allí estaba aquella joven
que causaba gran dolor.

Al lado tiene un papel
escrito con lapicero
que decía: “muero mártir
por no darme alimentos;
porque no quise casarme
con quien mi padre quería
me ha encerrado en este cuarto
y por él pierdo la vida.

Sin embargo le perdono,
que yo me voy a gozar
con los ángeles y santos
por toda la eternidad”.

Leyó el padre este papel
y se cayó desmayado,
mas apenas volvió en sí
a la cárcel le llevaron.

Lloraban con amargura
todas las mozas del barrio
cuando la sacan de casa
para llevarla al juzgado.

La familia de esta joven
llorando iba detrás
diciendo: “Que ahorquen pronto
a este padre criminal”.

- A mis queridos hermanos,
perdón a todos os pido
para que me perdonéis
la falta que he cometido.

Por amor al interés
yo mismo he martirizado
a una hija tan hermosa
más quiero morir ahorcado.

Y Dios quiera que mi hija
gozando en la gloria esté,
que murió martirizada
por ser yo un padre cruel.

Esta horrible crueldad
es muy justo que la pague:
ya que he matado a mi hija
deseo que a mí me maten.

Antes prefiero morir
que salir ya de la cárcel
porque comprendo que he sido
un padre malo e infame.

Los padres que tengáis hijas
bien os podéis enterar
para que no cometáis
esta gran barbaridad.


viernes, 1 de febrero de 2019

Maria Blasa

En el camino que se dirige al Puente Nuevo desde Fuentes de Nava me decían mis padres que había un mojón de piedra que, oculto entre yerbas, parece que decía "Aqui murió Maria Blasa por salirse de su casa, si no se hubiese salido nada le hubiese sucedido". No sé si es verdad porque yo no recuerdo haberlo visto. Parece ser que Maria Blasa debía ser sonámbula y que una noche terrible de truenos, rayos y relámpagos cogió el cántaro y se dirigió con él a coger agua al Canal. La mató a un rayo. Lo que me hace recordar una vieja historia familiar que justifica el miedo cerval que tenía mi madre a las tormentas. Debió ser en torno al año 1959 cuando a mi madre le sorprendió una terrible tormenta como aquella que mató a Maria Blasa, con el añadido de que llevaba a mi hermano, era todavía un bebe, en los brazos. La tormenta la sorprendió en torno al Corro de Postigo y debió atravesar buena parte del pueblo hasta llegar a la Ronda de las Brujas y la casa de sus padres, mis abuelos maternos, sana y salva.

jueves, 31 de enero de 2019

Coplas de ciego: "Romance de Delgadina"

El romance de Delgadina que me legó mi padre es uno de los más difundidos dentro de la tradición oral del mundo hispánico. Fue a partir del siglo XIX y sobre todo del XX cuando se empezaron a recoger por escrito cientos y miles de versiones de romances obtenidos de al memoria colectiva del pueblo. Como las coplas los romances eran recitados o cantados por aquellos ciegos ambulantes, casi mendicantes que recorrían los pueblos y la plazas de la España profunda y vendían versiones impresas en pliegos o folletos. Esta es la versión que escuché a mi padre, Antonino.

Tres hijas tenía el rey,
todas tres como la plata,
y la más pequeña de ellas,
Delgadina se llamaba. 
Un día al ir para misa,
su padre la reparaba:
Delgadina, Delgadina,
tú has de ser mi enamorada.

No lo quiera el Rey del cielo
ni la Virgen soberana.
Ser yo mujer de mi padre,
de mis hermanos madrastra!

La agarra por los cabellos
y a una torre la arrastrara;
no la daba de comer,
más que pez y agua salada. 
Delgadina con gran sede
se asomara a la ventana
y viera abajo a su madre
en silla de oro sentada.

Madre, si es usted mi madre,
por Dios deme un jarro de agua
que el alma tengo en un hilo
y la vida se me acaba.

Vete de ahí, hija de perro;
vete de ahí perra malvada,
que va para cuatro años
que me tienes mal casada. 
Delgadina con gran sede
se asomó a otra más alta,
y viera allí a sus hermanas
lavando paños de Holanda.

Por Dios os lo pido, hermanas,
que me deis un jarro de agua,
que el alma tengo en un hilo
y la vida se me acaba.

Yo bien te lo diera, hermana,
y todas las que aquí lavan,
pero si padre lo sabe,
la cabeza nos cortara.

Delgaidina con gran sede,
asomose a otra más alta,
y abajo viera a su padre
con gran jueguito de barra.

Padre, si es usted mi padre,
por Dios deme un vaso de agua
que el alma tengo en un hilo,
y la vida se me acaba.

Yo bien te la diera hija,
pero has de cumplir palabra.
Yo se la cumpliré, padre,
aunque sea de mala gana.


Alto, alto, mis criados,
a Delgadina dadle agua
Unos van con jarros de oro,
otros con jarros de plata.

Más por mucho que corrieron,
Delgadina muerta estaba
A los pies de Delgadina,
una fuente que manaba.

El primero que llegase,
la vida tiene ganada
el último que llegase,
la vida tiene jurada.

La cama de Delgadina
de ángeles está rodeada
y la cama de su padre,
de sierpes y cosas malas.